Mi madre en sus últimos días; decía que había tenido una vida plena.. entre otras cosas por que había visto geishas… en su viaje a Japón en el año 1956, que pudo dormir varias noches en sus casas.. en esos tiempos no habían turistas en Japón… y se lo permitieron… sus vivencias en Japón en el 56 eran dignas de una producción de época de cine.
Con mi hija; mi princesa, nos subimos a la bestia parda a cabalgar por tierras niponas en busca de una geisha; sabíamos de la tremenda dificultad pero eso a los tres nos pone y galopamos con más pasión!
Llegamos al castillo en Osaka donde viven; y la única manera de verlas es tener la suerte que salgan a la calle contratadas para amenizar con su música alguna fiesta de señores feudales; como un fan de Michael Jackson … esperamos…
Lo invocamos a los dioses! !hemos venido de demasiado lejos! y galopando! como el que va a ver auroras boreales! queríamos tener en el bolsillo una de esas 10 cosas que se piensan al hacer el balance de una vida! en el momento de irte…
De repente… como el que ve a Elvis Presley.. a Moby Dick, la bestia grita! la princesa también! yo también!! si!!! saltamos como el que ve a Julius Erving… gritamos! si!!! aparecen… y el tiempo se para..como unas estrellas del Rock! si!!! hemos visto Geishas!! y nos transportamos al año 1956…
Como el caballero de la mesa redonda que buscó el santo grial; Percebal, en sus alucinaciones en Excalubur… tengo que mirar dos veces…
Cabalgaré sin descanso Ruta al Paraíso.. aveces como Percebal pienso que cuando lleguemos exhaustos la bestia y yo, en la arena blanca del paraíso, veremos allí sonriendo a todos los que se han ido .. y nos abrazaremos de nuevo…
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